En 2017, un estudio publicado en The Lancet, una de las principales revistas médicas del mundo, calificó la demencia como «el mayor desafío global para la salud y la atención social en el siglo XXI».
El estudio fue realizado por la Comisión The Lancet sobre Prevención, Intervención y Atención de la Demencia, cuyo propósito era proporcionar recomendaciones para la prevención y el manejo de la demencia.
La urgencia de las recomendaciones de la Comisión es real. En 2015, 47 millones de personas vivían con demencia. Pero gracias al rápido envejecimiento de la población mundial, se espera que ese número se triplique para 2050.

La pérdida auditiva es uno de los nueve factores modificables del estilo de vida para la demencia.

En su informe de 62 páginas, la Comisión escribe que «la demencia no es una consecuencia inevitable» del envejecimiento. En cambio, sugieren que nueve «factores de estilo de vida modificables podrían reducir o aumentar el riesgo de un individuo de desarrollar demencia«. Clasificados de mayor a menor riesgo, esos factores de estilo de vida modificables son:

  • Pérdida de la audición
  • Educación Infantil
  • De fumar
  • Depresión
  • La inactividad física
  • Aislamiento social
  • Hipertensión
  • Obesidad
  • Diabetes

Un tercio de los casos de demencia podrían prevenirse

Según la Comisión, la forma en que un individuo maneja estos nueve factores de estilo de vida en varios momentos de su vida juega un papel importante en si ese individuo se verá afectado por la demencia.

La demencia generalmente no se manifiesta con síntomas hasta la edad de 65 años o más. Pero los autores del estudio señalan que probablemente comience entre los 40 y los 65 años. Determinaron que manejar estos nueve factores de riesgo modificables en varias etapas de la vida podría «contribuir a la prevención o demora de la demencia».

Para la pérdida auditiva, la recomendación es controlarla en la mediana edad (entre los 40 y 65 años), antes de que tenga la posibilidad de impactar negativamente las habilidades cognitivas. La Comisión concluye que si estos nueve factores del estilo de vida se manejan adecuadamente o se eliminan, «podrían prevenir más de un tercio de los casos de demencia».

Por qué la pérdida auditiva es un factor de riesgo para la demencia

La Comisión admitió que la ciencia aún no es unánime sobre por qué la pérdida auditiva no controlada puede aumentar el riesgo de demencia. Pero la investigación ha confirmado que la pérdida auditiva aumenta la carga cognitiva del cerebro, conduce al aislamiento social y la depresión, y acelera la atrofia cerebral, todos los cuales son factores que contribuyen.

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Para ayudar a prevenir la demencia más adelante en la vida, sea proactivo antes

Tener demencia es una verdadera preocupación para los adultos mayores y para las personas que los cuidan. La buena noticia es que ahora hay investigaciones que apuntan a formas en que puede «reducir la incidencia de demencia o retrasar sustancialmente su aparición», y casi todos están bajo su control.

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